Imagen de Pedro Sosa
Llegar al opulento edificio del Senado le costó cantidad de dolores, nudos de chivas y mucho trabajo. Obvio, le reconforta saber que llegó, se juramentó y cobra cientos de miles en la curul. El camino ha sido largo, los logros considerables, pero no alcanzan a tapizar la congoja y melancolía del senador. (Leer más)
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