Escrito por Stalin Vladimir
Omega no ha logrado su triunfo, con un bisturí ni una bata, no lo logró detrás de un escritorio analizando estrategias de ventas ni descifrando oscuros estados financieros, no lo logró devorando docenas de libros ni hipnotizando al mundo con una flameante retórica, pero tampoco lo logró, y es lo que mas duele, traficando felicidad en polvo en las esquinas, ni lo hizo porque estuvo al frente de alguna secretaria de estado o fue congresista, ni fue porque se inventó una ONG “sin fines de lucro”, ni dando “un tumbe en nueva yol”.
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Simplemente lo hizo haciendo acopio y procesando los elementos que la sociedad le ofreció y con una propuesta aparentemente rudimentaria ha cosechado el éxito con el que muchos sueňan.
Los sorprende que Omega les invada lo que consideraban sus espacios y haya saltado con desenfado y sin temor el cerco en que estaba confinado. La sociedad margina, olvida, segrega y condena la juventud que vive en las zonas más deprimidas de nuestras ciudades.
La sociedad le niega acceso al deporte, le niega consejeros y trabajadores sociales, les niega el acceso a fuentes de trabajo y a servicios y en definitiva los priva del acceso a un refinamiento cultural e intelectual y a una educación que les podría dotar de las herramientas para insertarse con éxito en la sociedad.
Todo esto se les niega y cuando uno de ellos responde con sus inquietudes artísticas, obviamente labradas por las mismas limitaciones que le impone el medio, reaccionamos con burla, con rechazo y los más radicales reaccionan con verdadero sentimiento de frustración.
Acaso no es eso lo que se incuba en los laboratorios sociales que son nuestros barrios más desventajados, donde la violencia, la delincuencia común y la desesperanza campean por sus fueros. ¿Que esperamos que salga de ahí? ¿Cuál es el legado intelectual, educacional, cultural y de valores que ha de heredar o desarrollar un ente social sometido a la suerte de limitaciones y marginalidad en que nace y vive?
Los ilustrados e intelectualoides de residencial se yerguen, levantan el pecho y señalan en una suerte de proclama fundamentalista que primero prefieren morir antes que escuchar a Omega. Lo tildan de violento, de analfabeto, de que lo que hace no es música sino una especie de adefesio disonante capaz provocar secuelas irreparables al espíritu.
Pero tal vez le dieran algún merito si fueran capaces de profundizar un poco en causalidades y razones y no ven que aun en medio de todas las limitaciones y obstáculos que hemos mencionado, en esos núcleos sociales existen personas con la valentía de responder y ofrecer sencillamente lo que tienen, nos guste o no. Que se esperaba de Omega, un Mozart, pues “el fuerte” no creció en Viena, simplemente es un producto y un reflejo vivo de la sociedad misma.
No hay porque alarmarse pues cuando a la luz de las reflexiones expuestas podemos sostener que Omega es un verdadero artista porque ha sabido aprovechar magistralmente lo que el medio le ha dado y ha estructurado una propuesta legitima y totalmente coherente y compatible con la sociedad que lo forjó, algo que es fácil decirlo pero que son pocos los que en definitiva lo logran.
Omega ha respondido pues con lo que tiene, con lo que se le ha dado, no hay porque esperar más. En ese tenor, cualquier condena que le hagamos a Omega se la estamos haciendo a la sociedad en general, Igual al Lápiz, al Sujeto, al Cata y demás.
Es por ello que, a parte del grupo de disidentes sociales que lo condena y que parece hacer votos para relegar su música y lo que representa a las calles del barrio, la gente en general lo acepta, lo recibe, le cine la cabeza con laureles y le abren las puertas pues sencillamente ven cristalizado en su figura, el ideal de triunfo de toda una colectividad.
Ven en él, una especie de canal e instrumento para despojarse de la hipocresía social que los agobia y en una especie de grito, de despojo y desahogo lo hacen suyo creando una especie de red de solidaridad y complicidad en las que reivindicar su esencia al fin no les crea ninguna culpa.
La respuesta a él y a su música refleja pues dos cuestiones de particular importancia para entender el fenómeno Omega, pues por un lado pone de manifiesto esa complicidad y aprobación que se verifica cuando un ser humano es capaz de transgredir las limitaciones que se le ha procurado por inacción o indiferencia y sobre todo, que es lo mas significativo, cuando un pueblo logra despojarse de poses y figuraciones y en un proceso sociológico de transparencia dialéctica se confiesa y se desnuda con total desenfado para exponer sin temor lo que sencillamente son: Omega y su mambo violento.
Son muchos los comentarios que escuchamos en las calles y reuniones sociales en las que las personas censuran con acritud y morbo el hecho de que gran parte de la colectividad dominicana se permita consumir sin reparos el autoproclamado “mambo violento” de omega y otros exponentes del llamado merengue urbano o de calle.
Pero nuestra observación ha ido mas allá de identificar un resabio producto de un simple rebote a una propuesta musical que aparentemente no es de su agrado. Mas bien, en este desapruebo, virulento por demás, hemos visto aflorar un trasfondo de resentimiento social ante el hecho incontrastable de saber que uno de esos a los que se tenía bajo las botas de la opresión, de la marginalidad sociocultural, socioeconómica y hasta racial, pudo reponerse a pesar del peso insoportable del sistema y estrujar en el rostro de los puristas que pudo lograr lo impensable.
3 comentarios:
En realidad lo que me da pena es que muchas persona de los critican que omega cante en HRC no quitan a omega de sus carro, los prepucios sociales de los dominicanos abarcan desde la ropa hasta la música, es frecuente escuchar persona decir que no escuchan bachatas, pero cuando le preguntas si escuchan las bachatas de Juan Luis no tardan en decir que si, tampoco tienen un respuesta si le preguntas por que no te gusta X tipo de música, simplemente no le gusta por que están prejuiciado socialmente. Giordano Luna
En realidad lo que me da pena es que muchas persona de los critican que omega cante en HRC no quitan a omega de sus carro, los prepucios sociales de los dominicanos abarcan desde la ropa hasta la música, es frecuente escuchar persona decir que no escuchan bachatas, pero cuando le preguntas si escuchan las bachatas de Juan Luis no tardan en decir que si, tampoco tienen un respuesta si le preguntas por que no te gusta X tipo de música, simplemente no le gusta por que están prejuiciado socialmente. Giordano Luna
Parece ser que el autor de este articulo descubrio la formula del agua tibia,utilizando como base teorica la opocision de un grupo de ilustrado e intelectuales a la presentacion de Omega en el HRC de Santo Domingo,como si en nuestro pais las injusticias no existieran desde hace mucho tiempo y los pobres y marginados seremos reivindicados con Omega, el sujeto y demas.He visitado HRC de Toronto, de Cancun Y de New York y la verdad que no me atraen ni encajan en mi estilo de vida y formacion, pero mucho menos pienso que los actuales representantes del merengue de calle son ejemplo a seguir, son una degeneracion de la verdadera musica autotona dominicana y estan vinculado a sectores oscuro y promueven la violencia y son unos oportunistas y truchimanes(haciendo campaña con los politicos de turno,abusando de las mujeres)Por favor dejemos el dramatismo y el querer utilizar esta excusa del HRC para idolatrar a simples jovenes que tienen talentos, pero de ahi a querer decir que son la cara de la sociedad marginada, hay mucha distancia. Siempre los barrios pobre han sido excluido y creo que la educacion y el desarrollo de una conciencia de los problemas sociales nos hara accional para reivindicarnos como clase.
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