Acroarte está consciente de que algunos de sus miembros, no pasan de tres o cuatro, violaron la confidencialidad de las nominaciones y salieron a "dar el palo" o encaminaron sus pasos a los artistas nominados para "darles la gran noticia".
Acroarte debería someter al tribunal disciplinario a quienes violaron sus normas.
El gremio de los cronistas tiene el deber de defender tanto la respetabilidad de Acroarte como el prestigio del premio. Ese premio tiene que ser cuidado. Y corresponde a los cronistas, sobre todo a los más veteranos, ver la diferencia entre el comportamiento individual y el institucional. Recordemos que existe este único galardón artístico en el país.
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