Nos aguardan con paciencia. Luego, nos persiguen y atrapan…y nos aman. Adorables, sutiles algunas veces, otras no tanto. Imprescindibles a menudo. Haría falta crear un espacio en nuestras vidas donde no estén presentes.
Propagadas rosas. Pastel de manzana, chocolates, helados, rositas de maíz y el refresco rojo, cómplices fieles de sus travesuras y encantos. Por lo visto, se trazan un plan de vida. Genio y figura. Ellas, pendientes y atentas. Nosotros, despistados, en Belén con los pastores, procurando redescubrir el mundo. Si no, crear otros, mientras, complicamos el único que tenemos.
Ingrid y Octavio, improvisados “actorcillos” de esta presentación, que pudo ser drama o comedia, eso es lo de menos. Lo que es cierto e importa mucho es que Ingrid y Octavio, son dulces encantadores niños, ambos plena alegría y bendición.
El, celebrando sus dos años. Ella y otros amiguitos, compartiendo con alegría, en el patio de su colegio, saltando, bailando entre globos, regalos, pitos caramelos, rositas de maíz y un delicioso pastel de chocolate, adornado con la figura de Barney.
Fotos: Eduardo Álvarez [Abuelo Feliz]
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