Camino a las celebraciones del 165 aniversario de la Batalla del 19 de Marzo en Azua, encontré en una de las calles del pueblo a este particular panadero. El joven llevaba los panes “de agua y sobaos” en un gran canasto. A las 7:30 de la mañana, todavía con el pan caliente, era esperado a su paso era esperado por sus clientes en viviendas y colmados.
Tenía muchos años –desde que fui adolescente- que no veía uno con esta particularidad. Recuerdo que todas las tardes, mi madre esperaba que cruzara el panadero con los panes calientes, que llevaba en una bicicleta de canasto y tiempos después en sacos. Cuanto añoro esos panes de agua calientes, para comer con mantequilla “barrita” de Rica y en ocasiones con aguacate.
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