Para la comunidad internacional, así como para la comunidad dominicana reviste gran importancia el día 27 de Marzo, en especial para el teatro, lo que nos obliga a hacer algunas reflexiones históricas sobre esta actividad que hoy celebramos. Primero queremos remontarnos a recordar algunos de los puntos primarios del origen del teatro según las enseñanzas de nuestros primeros maestros.
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De la misma manera y en otra manifestación mitológica, Grecia, siglos antes de Cristo, en las fiestas de la vendimia, recolección de la uva. Se realizan celebraciones en honor de Baco, dios del vino, donde después de beber en demasía en orgías y bacanales, se produce en los participantes de estas fiestas producto de la embriaguez, manifestaciones espontáneas en las que se disfrazan de machos cabríos pululando por los caminos de Grecia, gesticulando grotescamente, dando saltos y lanzando gritos, que luego se convertirán en los famosos coros griegos, que Tespis recoge organizándolos y montándolos en una carreta que lleva por todos los caminos de Grecia como una actividad artística.
Es en estas manifestaciones donde nace el Teatro, que a través de los indo-europeos llegara hasta España, radicándose en las iglesias desde donde por la vía de los conquistadores y colonizadores entrara en América.
En nuestra isla hispaniola, Cristóbal de Llerena, escribe el auto de los Reyes Magos como nuestra primera obra de teatro y empezamos a dar visos de organización teatral cuando el patricio Juan Pablo Duarte, organiza la sociedad cultural La Filantrópica, para lograr la concientización dominicana y de esta manera producir la Independencia Nacional, mediante la puesta en escena de las obras, La Viuda de Padilla, El Cerco de Numancia y Un Día del Año 1823 En Cadyz.
Aun cuando desde esos tiempos se tienen algunas manifestaciones teatrales esporádicas, la realidad escénica dominicana empieza cuando desde España nos llega Don Emilio Aparicio quien en el año de 1946 funda el Teatro Escuela Nacional, que en la sociedad dominicana prende la chispa que hoy se ha convertido en la llama que positivamente nos quema a todos los teatristas.
Hacemos estas reflexiones históricas sobre la más completa de las artes para reconocer que son muchas las instituciones y personalidades que han aportado al desarrollo de esta actividad, resaltando en los últimos tiempos al secretario de Estado de Cultura, José Rafael Lantigua, quien preocupado por los artistas nacionales del teatro, ha diligenciado ante el señor Presidente de la República, que para esta fecha se conceda pensiones privilegiadas a los hombres y mujeres del teatro, no obstante nos parece que todavía son muchas las necesidades de las que adolece la actividad teatral en el país, por ejemplo, una mayor atención en la docencia, en la que notamos que se ha descuidado en gran medida la disciplina, producto de una falsa democratización en la enseñanza.
La falta de verdaderos exámenes de admisión puesto que todos somos conocedores de la baja preparación con que llegan los bachilleres.
La implementación de una orientación sobre la dominicanidad, ya que se ha ido perdiendo paulatinamente la identidad nacional en aras de una internacionalización mal fundada.
La enseñanza de la historia de aquellos hombres y mujeres dominicanos que dieron origen al teatro y a la propia escuela, pues nuestros egresados no tienen la menor idea de quienes les antecedieron en la actividad que hoy realizan.
Que se dé una más amplia cobertura al teatro y a la escuela, pues a diferencia de las otras disciplinas del arte, solo nos preocupamos por las Enseñanzas y Puestas en Escena de obras de corte popular y moderna sin abrevar en la sabia de dónde venimos. Pues notamos que en la música, la danza y el canto, se interpretan a los grandes valores de hoy, sin olvidarse por ello de Beethoven, Mozart, Wagner, entre otros; y por tal motivo, difícilmente vemos en nuestra escena un montaje clásico, donde nuestros estudiantes puedan notar la diferencia de géneros.
Queremos de la misma manera, hacer notar que aun cuando se ha mejorado grandemente la condición de los artistas del teatro, creemos que todavía se puede mejorar dichas condiciones.
Deseamos también llevar al ánimo de las autoridades de cultura, que pese al olvido de los arquitectos y/ o asesores del recién remodelado Palacio de Bellas Artes, casa natural del artista dominicano, de un salón de ensayos para el teatro, sea subsanado tan absurdo olvido.
Queremos para terminar, que este día que festeja la más bella actividad del escenario, puesto que es la realización social de un pueblo, felicitar a esta pléyade de QUIJOTES que rodamos por el mundo produciendo alegría, llanto y dolor y sobre todo, la inquietud social que a veces lleva a temblar a los que piensan que las instituciones del país fueron creadas para su bienestar personal y para el maltrato de la clase que los elevó donde se encuentran y que al mismo tiempo se entregan a plenitud cuando suben al escenario.
TEATRISTAS DEL UNIVERSO.......TEATRISTAS DOMINICANOS
Queremos que recuerden que la lucha ha sido titánica, pero que ya nos acercamos a los albores de un renacer glorioso para esta clase de hombres y mujeres de valores inconmensurables, de honor y dignidad y de tesón imperecedero, por lo que con la ayuda y bendición del Supremo hacedor del universo enarbolaremos la bandera del bien ganado reconocimiento para esta actividad del arte que prestigia nuestras vidas.
¡Felicidades hermanos!
Servio Uribe
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