"Y creánme, cuando crecía en mi barrio humilde de la capital dominicana, hace rato que los alemanes y los chinos habían probado todas las sustancias posibles para aumentar el rendimiento deportivo. Si un pelotero se involucraba en un acontecimiento "extra-terreno" muy importante, se informaba por supuesto, pero no se convertía en una obsesión".
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