Jugar con trompos fue por épocas, una de las temporadas más tormentosas para padres e hijos. El trompo un juguete de habilidad y la vez peligroso por su eje. Generalmente su eje puntiagudo, fuerte y punzante de ahí su peligrosidad.
Pero cuanto disfrutábamos jugando al enrollar el hilo (cuerda) y tirarlo violentamente encima del trompo de un amiguito. Algunos más temerosos solo intentábamos lanzarlo hacia arriba, tratando de que cayera en la palma de la mano.
Hoy después de muchos años y el cambio radical de los diseños de plástico y con luces que opacaron a los que pintábamos para darle apariencia; me encontré con estos niños en Gualey, jugando felices. Cuanto añoro esos tiempos…
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